martes, 23 de diciembre de 2014
NAVIDADES REALES
La realidad es que debería odiar la Navidad. ¿A qué niño, siendo Dios, se le ocurre enviar a papá y, más tarde a mamá, a pasar la Navidad en un hospital?
Papá, era un hombre bueno, se enfadó cuando le dije que no había puesto el portal de belén, me dijo: Imagina, si fuese tu cumpleaños y ni siquiera te hubiesen sacado de paseo, para pasarlo en compañía de tus amigos.
La realidad fue, que, pese a sacar al Niño Jesús y a su familia, de la caja, unas semanas después, se lo llevaban a él para siempre, también le metieron en una caja y no volví a verle. Se acabaron los paseos de los domingos primaverales por el Retiro.
Después fué mamá, decía que la Divina Pastora había venido a traerle el turrón blando y los mantecados y le habían encantado, después de haberle sido negados por algo que llamaban glucemia. Los Reyes volvieron dos días después para que le acompañaran.
Pese a todo, yo todavía les veo rondando por el jardín que tanto amaron, por eso saco al Niño, por si se les ocurre asomarse a la puerta.
¡Feliz Navidad 2014, con Salud, Paz, Alegría y un buen Aguinaldo!
Besos y abrazos.
sábado, 13 de diciembre de 2014
UNA OKUPA BEBEDORA
Rocío se lo dijo a su marido cuando estaban cenando.
- Fani ha tenido un accidente conduciendo, la han operado con urgencia y le han escayolado una pierna, necesita alguien que la cuide durante un tiempo, ya sabes que no tiene familia.
- ¡Vaya, cuánto lo siento! ¿Dónde dormirá?.
- He pensado que Carlos puede dormir en el sofá. -se levantó de la mesa y tomó la botella de vino- ¿Quieres otra copa?
- No, esta es la segunda, la apuraré mientras reviso unos papeles.
Marina guardó la botella y retiró los platos de la mesa.
- ¿Por qué no me lo has consultado? Dijo Carlos enfadado- También podría dormir con Sandra y Marina.
- ¿Dónde, en el suelo? Vamos, no te enfades, será por poco tiempo, -le revolvió el pelo- No creo que toque nada de tu habitación, aunque tendrás que ordenarla antes.
Al día siguiente, Estefanía llegó a la casa seguida de Carlos, con resignado gesto, arrastraba una gran maleta, ¿dónde ponerla? Su madre miró alrededor, desenchufó el portatil y lo llevó al salón. Con gran esfuerzo, logró colocar la maleta sobre la mesa. Las niñas acudieron a saludar a Fani, ésta ya había abierto la maleta, sacó cuatro vestidos, dos faldas, los fue poniendo en los brazos de Sandra y Marina, con el ruego de que los metieran en su armario. Cogió las muletas apoyadas en la pared y fue a sentarse en el sillón donde habitualmente se sentaba Alfredo, al verla, Rocío la hizo levantarse y sentarse en el otro.
- ¡Ay, Rocío! No te pongas así, ahí hay más luz para poder leer. Anda, sé buena y me traes una cerveza, estoy seca.
- Aquí no bebemos cerveza, ya lo sabes. Tenemos refrescos y vino para las comidas.
- Bueno, pues traéme la botella y un vaso, así no te hago dar tantos paseos. Tendrás cosas que hacer, aparte de atender a una vieja amiga.
- Ya no falta mucho para que venga Alfredo a comer, -trataba de controlar su irritación y se fue a la cocina.
- Hija, hay que ver cómo te estás aburguesando. Deberías ponerte a trabajar.
Carlos entró en el salón a recoger su ordenador, Fany sacó su monedero y le llamó, le pidió que fuera a buscar unas cervezas, indicándole que se quedara con el resto del dinero. Salía Rocío de la cocina cuando lo oyó e impidió que su hijo fuese a comprar nada.
Cuando Alfredo llegó no vió a su mujer, se acercó a Fany y le preguntó cortésmente cómo se encontraba. A los pocos minutos, Rocío aparecía con la enorme maleta. Fany y Alfredo se miraron interrogantes.
- Lo siento, querido, Fany sólo vino a comer en casa de unos burgueses, por tanto ha de hacerse cargo de su propio restablecimiento. Otra cosa, querida Fany, si bebes no conduzcas.
- Fani ha tenido un accidente conduciendo, la han operado con urgencia y le han escayolado una pierna, necesita alguien que la cuide durante un tiempo, ya sabes que no tiene familia.
- ¡Vaya, cuánto lo siento! ¿Dónde dormirá?.
- He pensado que Carlos puede dormir en el sofá. -se levantó de la mesa y tomó la botella de vino- ¿Quieres otra copa?
- No, esta es la segunda, la apuraré mientras reviso unos papeles.
Marina guardó la botella y retiró los platos de la mesa.
- ¿Por qué no me lo has consultado? Dijo Carlos enfadado- También podría dormir con Sandra y Marina.
- ¿Dónde, en el suelo? Vamos, no te enfades, será por poco tiempo, -le revolvió el pelo- No creo que toque nada de tu habitación, aunque tendrás que ordenarla antes.
Al día siguiente, Estefanía llegó a la casa seguida de Carlos, con resignado gesto, arrastraba una gran maleta, ¿dónde ponerla? Su madre miró alrededor, desenchufó el portatil y lo llevó al salón. Con gran esfuerzo, logró colocar la maleta sobre la mesa. Las niñas acudieron a saludar a Fani, ésta ya había abierto la maleta, sacó cuatro vestidos, dos faldas, los fue poniendo en los brazos de Sandra y Marina, con el ruego de que los metieran en su armario. Cogió las muletas apoyadas en la pared y fue a sentarse en el sillón donde habitualmente se sentaba Alfredo, al verla, Rocío la hizo levantarse y sentarse en el otro.
- ¡Ay, Rocío! No te pongas así, ahí hay más luz para poder leer. Anda, sé buena y me traes una cerveza, estoy seca.
- Aquí no bebemos cerveza, ya lo sabes. Tenemos refrescos y vino para las comidas.
- Bueno, pues traéme la botella y un vaso, así no te hago dar tantos paseos. Tendrás cosas que hacer, aparte de atender a una vieja amiga.
- Ya no falta mucho para que venga Alfredo a comer, -trataba de controlar su irritación y se fue a la cocina.
- Hija, hay que ver cómo te estás aburguesando. Deberías ponerte a trabajar.
Carlos entró en el salón a recoger su ordenador, Fany sacó su monedero y le llamó, le pidió que fuera a buscar unas cervezas, indicándole que se quedara con el resto del dinero. Salía Rocío de la cocina cuando lo oyó e impidió que su hijo fuese a comprar nada.
Cuando Alfredo llegó no vió a su mujer, se acercó a Fany y le preguntó cortésmente cómo se encontraba. A los pocos minutos, Rocío aparecía con la enorme maleta. Fany y Alfredo se miraron interrogantes.
- Lo siento, querido, Fany sólo vino a comer en casa de unos burgueses, por tanto ha de hacerse cargo de su propio restablecimiento. Otra cosa, querida Fany, si bebes no conduzcas.
(R.J.M./12.12.14)
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