lunes, 21 de noviembre de 2016

NADERÍAS DE LA NADA

                                                                              
Reto fantasmal
"El fantasma acudió a la cita antes de medianoche...". 
Estaba francamente agotado, le hubiese gustado ser un fantasma al uso, de esos que arrastran muebles sin que nadie les vea, de los que no se asustan ante naderías: por ejemplo, los resplandores rojos en las pupilas blancas con sombras tortuosas iluminadas por la tormenta.

Si al menos pudiese dibujar la ambigüedad de dos dimensiones invulnerables, pero sólo se le ocurría impulsar dentelladas bidimensionales, sin perspectiva, en dedos tridimensionales iban quedando pocos, lo mismo le pasaba al horizonte.

Su espera estaba desesperada, el tiempo era intrasmisible, no acertaba la manera de comunicarse, su cráneo sólo servía para alojar los excrementos de los metales, así al natural, se desparramaban por los orificios.

De haber tenido un dedo largo, huesudo y articulado, hubiese podido amontonarse, marcar el tiempo.
Se asustó mucho, mucho antes de que las manecillas marcaran las doce, alguien le olió y dijo: He hallado polvo craneal del bing-bang y le sacudió con un plumero.
Alguien acababa de inventar lo más horrible: la nada.
(R.J.M./18.11.16)


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